Por Darwin Schnaider
Bogotá dio inició a su semana de la moda con un show a cargo de la diseñadora paisa Olga Piedrahita. Su visión, una fusión de moda y danza que mezcla la tradición con la innovación y en la que el movimiento se convirtió en el punto focal de la noche.
Su inspiración: La novela de ” Animal Fram” y la obra ” espíritu de pájaro ”
Algo a reconocer, la partición de múltiples creativos entre los que se encuentran artistas plásticos e ilustradores; la música estuvo a cargo de Diego vera.
Un inicio desafiante, intrigante y algo tedioso
Así como los cerdos de la granja distorsionan la historia para justificar su poder, la diseñadora de moda en esta colección reinterpreta la historia de la moda a su conveniencia.
Al igual que en la novela la realidad es manipulada, la diseñadora ha manipulado la connotación de lo que entendemos y esperamos de una pasarela inaugural que no se dió.
Pues quienes frecuentamos estos eventos, esperamos una pasarela, un from Row, modelos, un tiempo justo y lo más importante poder apreciar las prendas.
En un teatro es muy difícil apreciar las prendas, porque a pesar de estar en las primeras fila era complejo tanto para mí como mis colegas periodistas ver las piezas y cada uno de sus detalles.
Como recomendación para el Bogotá fashion week es importante no saturar al público con tanto discurso introductorio, pues parte de la educación en moda está en entender que esos discursos sobran porque ni en Medellín, ni en París habla el alcalde y menos todo ese tiempo.
Es indiscutible el talento y la implacable sastrería de Olga Piedrahíta; y nos lo dejó ver en los 2 actos.
Amé como la diseñadora supo adaptar y distorsionar por completo la concepción de elegancia en su primer acto, a través de vestidos con mangas de bombacho, chalecos a la medida, pantalones estampados, blazers con cortes perfectos, trench, batas y capas.
Mostrado de una manera espléndida la representación de la lucha por la libertad y la igualdad; haciendo una crítica a la corrupción del poder, la manipulación de la verdad y como las revoluciones pueden dar lugar a nuevas formas de opresión.
Guiándonos así al segundo acto; una formidable muestras artesanal inspirada en las comunidades indígenas del país donde brillaron los sombreros, las batas, flecos, capas, la paja, las mayas y los costales.
Explorando las luchas, resistencias y cosmovisión de los pueblos nativos, en particular de los pueblos Quechua cuyas raíces pertenece el autor de los poemas.
Tuvimos en primer momento una paleta de colores cargada de azul, rosado, blanco, negro, café, rojo, amarillo, naranja, magenta y verde; y posteriormente una paleta en la que2 el negro y el blanco fueron los protagonistas.
“Olga Piedrahíta nos recordó que la moda no solo se viste, sino que también se baila; y es justo en ese baile donde encontramos la verdadera esencia de la belleza”